viernes, 28 de octubre de 2011

Fuera de gravedad.

Suspira y le mira a los ojos esperando una repuesta a su pregunta indirecta. Él le responde cogiéndola de la mano y apartándola del resto del mundo con un beso. Y justo en ese instante comienza a llover como si el cielo tuviese envidia. Envidia de lo que acaba de comenzar, envidia del latir de esos dos corazones emocionados e ilusionados con el incierto futuro, que no sienten el frío de la noche y de cada una de esas gotas de lluvia debido a su calor. La lluvia es lo único que consigue recordarles que el reloj sigue marcando cada segundo y las manecillas de ese mismo reloj avanzan creando a cada segundo un recuerdo más entre ellos.

1 comentario:

  1. jooooooooooooooooo me ENCANTA! no habria sido capaz de expresarlo mejor. gracias. joooooooooo que guay :):):)

    ResponderEliminar