miércoles, 23 de diciembre de 2015

Bajad, nos dirán.

Ya te echo de menos y no te has ido. Aún permanece tu calor en mi cama y ya estoy muerta de frío pensando en que esta noche no estarás para salvarme una vez más de mis monstruos; las sábanas aún conservan tu forma y no puedo dejar de pensar que no estarás para abrazarme y decirme que todo irá bien. Me había acostumbrado a tu ausencia y de repente vuelves a aparecer para desordenarme en tantos sentidos que he vuelto a perder la cuenta.
Había olvidado lo que era amanecer bajo tu atenta mirada, lo que era perderme en esos ojos que con tanto cariño me observan. Había olvidado cómo mi piel te reconocía poniéndose de gallina al mínimo roce con tus dedos y cómo nuestras manos sabían la forma exacta para encajar a la perfección.
Siempre es verano a tu lado, y hoy el invierno se hace eterno sin tu voz.