miércoles, 26 de junio de 2013

Take my breath away.

Él siempre tuvo ese don. El don de aparecer cuando más le necesitaba con su pícara sonrisa, con sus locuras, con ese saber hacer que me olvide del resto del mundo, con sus abrazos astrománticos. Consigue que cuando estamos juntos, no importe nada más que el aquí y ahora, sin importar qué pudo hacernos hace un par de meses o incluso minutos, sin importar si quiera si mañana seremos los mismos que hoy. Hace que todo gire alrededor de su sonrisa y de ese lunar que se convirtió aquel 30 en mi estrella polar.


miércoles, 19 de junio de 2013

Come up to meet you.

Caminaba nerviosa, le temblaba el labio inferior, "The Scientist" en sus cascos, y conforme se acercaba a su destino se iba intentando autoconvencer de que estuviese tranquila, de que no tenía por qué estar nerviosa. Pero entonces le encontró al final del pasillo, sin esperarlo, y se podría haber adivinado en su gesto el momento preciso en el que se alegró de verle, pero también el momento preciso en el que se rompió por dentro un poco más cuando le abrazó. Ahogó sus lágrimas en una sonrisa aliviada de tenerle entre sus brazos, pero sabiendo que en el momento en el que su orgullo se lo permitiese, rompería a llorar. Hablaron como si todo siguiese como antes. Ella quería gritarle lo que con la mirada intentaba transmitirle: que le echaba de menos, que no podía seguir sin él, sin esa sonrisa tan suya, que octubre sería más frío si él no estaba a su lado, que daría todo una vez más por él. Él apartaba la mirada, y ella no sabía si era porque no quería que adivinase nada en su gesto o por miedo a encontrarse con sus ojos, encontrarse con todo lo que ella quería decir.

Ella siempre pensó que las lágrimas eran pedacitos de alma que escapaban cuando se rompía. Y ya no sentía que tuviese más alma cuando él se fue.

"Nombrarte bajito, hoy casi te olvido."

sábado, 15 de junio de 2013

No one ever said it would be so hard.

No sé cuántas veces me reescribiré, cuántas veces volveré a borrar las palabras que trato de escribir desde hace casi un mes, desde que me rompí por dentro, desde que hasta el más frágil hielo parece más fuerte que mi propio corazón. Me advertiste desde un principio del fin pero no terminaba de creérmelo cuando cada día era más fuerte, cuando los días eran tan perfectos que comencé a pensar que sería así eternamente, cuando pensé que era absurdo empezar algo a lo que se le veía tan claro fin. Y ahora estoy aquí, a un día de reconstruirme o de terminar de romperme, con más posibilidades de lo segundo. No sé de cuántas maneras puedo ya decirte sin decírtelo que te echo de menos como nunca he echado de menos a nadie, que te llevaste parte de mí cuando te fuiste y que no es para nada fácil, incluso después de un mes, despertarme sabiendo que no estarás más a mi lado.
"Que estoy sola en medio de un montón de gente."

jueves, 6 de junio de 2013

I'll be there for you.

Ahogó sus palabras en aquel último beso, ahogó también las ganas de sonreír como sólo él lo conseguía. Tenía un don. Pasado un tiempo creyó que no volvería a verse a sí misma sonriendo como entonces, pero entonces él apareció de nuevo y su sonrisa volvió a ser la misma. No le hacía falta estar físicamente a su lado para ser la mujer más feliz del planeta. Se conformaba con su sonrisa, con saber que estaba empezando a ser un poquito feliz de lo mucho que se lo merecía, se conformaba con que aunque siendo distinto, todo siguiese igual. Se conformaba con poco, pero en el fondo siempre deseaba un poco más. Deseaba ser la causa de su felicidad, de tener su sonrisa y aquel lunar a centímetros de ella, de abrazarle y besarle una vez más... pero comprendió (aunque doliese) que eso lo decidiría el tiempo, que tendría que esperar pacientemente y que por el momento tendría que servirse de una sonrisa virtual. Le seguiría echando de menos como nadie a echado nunca de menos, pero dolía un poco menos sabiendo que él estaría siempre al otro lado de la línea.

domingo, 2 de junio de 2013

Echo de menos tus abrazos poliédricos.

Le pesaba más el pasado que los años, tenía una coraza aún más grande que su corazón y no dejaba que nada ni nadie la traspasase. Era valiente, luchaba por lo que quería y en el fondo sabía que podría volver a amar. Un día decidió subirse a la copa de aquel árbol donde encontró una golondrina herida que creyó romper un poco su coraza. La cuidó durante un año y medio, curó sus heridas e hizo que volviese a volar con él. La golondrina llegó a pensar que aquel vuelo podría llegar a ser eterno, la perfección de aquellos días fue la que le hizo creer aquello. Pero entonces, un día, él desapareció. La golondrina siguió esperándole en su nido, confiando en que algún día volviese a aparecer aunque en el fondo supiese que era muy improbable. Cuantos más días pasaban, la golondrina se iba destruyendo un poco más por dentro y por fuera volviendo a estar peor de como él la encontró. Ella siguió esperándole indefinidamente, pero la esperanza de volver a verle cada día se apagaba un poco más...