jueves, 20 de octubre de 2011

Pura nostalgia.

Las fechas se repiten. El calendario vuelve a escribir los mismos números, cambiando solo el final, recordándote todos los pasos dados hasta ahora, tiempos mejores y peores. La nostalgia vuelve a inundar otra vez esa habitación que es su corazón, sacando a flote los recuerdos más felices que a la vez son los más tristes. Los versos de Neruda del poema número 20 explican a la perfección esa nostalgia que a veces la supera, sobre todo al caer la noche cuando todas las presiones del día se hacen más fuertes y los recuerdos, más nítidos. Unos versos de Catulo también hacen que se humedezcan sus ojos y desee volver... ("Nox est perpetua una dormienda nobis") Volver a esas noches de verano en las que todo era perfecto, volver a perderse entre cada una de esas risas,entre cada uno de esos torbellinos que eran su pelo y sus ojos y de ese sentimiento que tanto echa de menos. Sabe que no puede vivir de recuerdos, pero aunque ella quisiese, no podría borrarlos...  Moccia da alguna que otra pauta de cómo poder sobrevivir a ellos, pero también deja claro que vuelven, siempre vuelven y con más fuerza que la anterior.."No hay nunca un porqué para un recuerdo;llega de repente así, sin pedir permiso. Y nunca sabes cuando se marchará. Lo único que sabes es que lamentablemente volverá. Aunque por lo general son instantes. Y ahora sé cómo hacerlo. Basta con no detenerse demasiado. En cuanto llega el recuerdo, hay que alejarse rápidamente, hacerlo en seguida, sin miramientos, sin concesiones, sin enfocarlo, sin jugar con él. Sin hacerse daño..." Cuanta razón encierran estas palabras, sin embargo en la mayoría de ocasiones somos masocas, más de lo que pensamos, y jugamos con esos recuerdos todo lo que podemos y más. Lo peor es que la mayoría de estos recuerdos vuelven con tanta intensidad que quieres retroceder en el tiempo para revivirlos, cuando sabes que eso es imposible y eso hace que duela más.
Ella lo sabe. Pero sigue jugando, sigue recordando como los primeros rayos de sol se colaban por aquella ventana y la despertaban junto con los "Buenos dias" más dulces que nunca tendría. Momentos de felicidad. De la felicidad más loca, más arriesgada y en el fondo más dolorosa que había conocido. Recuerdos de amor. Ese sentimiento que tanto echa de menos.


  
"Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso..."

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