lunes, 10 de octubre de 2011

¿Capaz o incapaz?

Ella veía tras la ventana cómo llovía, cómo cada gota se iba resbalando por el cristal que la separaba de la realidad. Sentía que cada gota que caía era un recuerdo, un recuerdo de ese sentimiento que un día les desbordó. Recuerda como por cada poro de su cuerpo se escapaba un poco de ese sentimiento pero no se perdía, y que cada día este les llenaba más, pero también recuerda que lo que fue motivo de su unión fue también el detonante de su separación.Nunca fue fácil decir adiós, porque cualquiera podía ser el último, pero decidieron jugar a un juego, en el que los dos saldrían vencedores, y siempre volverían a encontrarse. El juego no es fácil, pero las palabras atenúan el dolor y su carcajada, su voz, son los motores para continuar el juego. Desde luego no parece sencillo, pero prometieron que el juego duraría para siempre, y así, nunca perderían, cada día ganarían, un poquito más.Y así es, el tiempo sigue corriendo, y la carrera no cesa. El juego continúa, el anillo sigue girando, esperando volver a ser intercambiado.

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