martes, 10 de abril de 2012

Duda que sean fuego las estrellas...

Llamadme soñadora, llamadme cursi, llamadme enamorada de la vida, decidme lo que queráis, pero, ¿a quién no le gusta tener ilusiones? ¿A quién no le gusta tener sueños? ¿A quién no le gusta tener algo en lo que creer y más si es en el amor? Sí, claro que todos nos hemos llevado desilusiones alguna vez, puede que tan fuertes que digamos que dejamos de creer en el amor y que no nos volveremos a enamorar jamás, que pensemos que los finales felices son cosas de cuentos de hadas y que el amor verdadero es cosa de películas ñoñas para ver pegados literalmente a una tarrina de 1 litro de chocolate y una caja de pañuelos. Pero todo eso son imaginaciones nuestras, porque en el fondo, seguimos creyendo en el amor, seguimos esperando a esa persona que nos haga vibrar, que nos haga sentir esas míticas mariposas en el estómago, que nos haga perder el sentido del tiempo, que nos haga sentir que no hay nadie más alrededor y que nos hace estar unos metros elevados del suelo. El que niegue que le gusta sentir esto y que asusta, miente. Claro que el amor asusta, pero hay que ser valientes y arriesgar. Muchas oportunidades solo pasan una vez en la vida, y si el destino, la casualidad o como quieras llamarlo, ha puesto a esa persona delante de nuestras narices, no podemos ser tan tontos de dejarla escapar, porque cuando nos demos cuenta resonarán en nuestras cabezas 3 letras que enlazándolas harán eco en nuestras cabezas atormentándonos cada día ("y si...").
Así que, como dice esta canción de Quique González, "juégatela un poco, valiente".

"...duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo."
William Shakespeare

lunes, 2 de abril de 2012

Que sea cierto el jamás.

Cuando pensabas que ya lo sabías todo, que no quedaba nada para sorprenderte, llega él y lo consigue con 7 letras : GRACIAS. Y tú te preguntas por qué. Por qué es él el que te da las gracias cuando eres tú la que tienes tanto que agradecerle. Y consigue con sus palabras que broten de los vértices de tus ojos las gotas de agua más bellas : es la felicidad que desbordas en forma de lágrimas. Sí, has descubierto que también se puede llorar de felicidad, y todo porque él te ha dicho que le aportas más de lo que pensabas, que le ayudas a seguir con lo que le gusta, que le empujas hacia su nube. Y tú no puedes sentirte más orgullosa. Tú, que te sentías pequeña, casi insignificante a su lado porque pensabas que no tenías nada que ofrecerle. Pero él no entiende que la que tiene mucho más que agradecer eres tú. Agradecerle el sacarte una sonrisa cada día, el haber curado heridas del pasado, el hacer que quieras aprender cada día un poco más, el querer hacerte mejor persona, el haberte sacado de la oscuridad en la que estabas sumida sin saberlo, el volver a sentir... y un largo etcétera que un par de palabras no pueden abarcar. Desearías abrazarle en ese preciso instante, pero la distancia te lo impide, aunque sabes que en unos días volverás a respirar con normalidad cuando lo tengas a dos centímetros de ti.
"Y me dejo el alma cuando escribo en la ventana: "que sea cierto el jamás" "

domingo, 1 de abril de 2012

Un simple giro del destino.

Cuatro de la tarde. Su respiración acompasada y relajada,sus ojos cerrados y esa expresión de tranquilidad, hacen que ella le mire con más ternura que nunca, sabiendo que él no es consciente de que le observa. Despeina su pelo y cuenta los lunares que hay en su espalda dejando que las yemas de sus dedos se pierdan entre cada uno de ellos, y dejando que una sensación de felicidad infinita la invada por completo.Pero sabe que los minutos a su lado están contados, que las manecillas del reloj corren sin descanso y le separan un poco más de su lado, y es que este pájaro, su pájaro, al día siguiente volaría de nuevo a su casa norteña. Intenta relajarse, pero no puede, sabe que son unos días contados, pero le cuesta asimilar que dos domingos no serán astrománticos, y que en 10 días no va a ver su sonrisa ni a oír sus tonterías. Hace que odie un poquito más las despedidas si cabe. Intenta dejar de pensar en eso, y se pierde en su pelo, en su olor, se pierde entre sus brazos y quiere quedarse así para siempre, y es que le encanta esa sensación. Piensa en la de casualidades que han hecho de ellos lo que hoy son y que el destino se ha empeñado en que sus caminos se cruzasen, y se lo agradece al universo, le agradece que hoy esté a su lado.
"Que tus yemas sean legañas enganchadas a mis vértices"