Olvidas
que te olvidé
que
pensé que ya estabas muy lejos
Olvidas,
corazón,
que
fuiste tú el que huyó
Que
fuiste tú el que se cargó
nuestra
primavera con el invierno de tu voz
cuando
te fuiste.
Fuiste,
fuimos grandes,
nos
creímos gigantes,
que
nada podría tocarnos
que
nada podría matarnos
que
nada podría encerrarnos
y
así, acabamos siendo nuestros propios tiranos.
Olvidamos
el dolor, olvidamos
que
por un instante olvidé
y
volvimos a perdernos entre besos,
entre
versos, entre nuestros dedos.
Se
quemaron las lágrimas,
se
fundieron nuestras lenguas.
Olvidando
por un segundo eterno
que
un día nos dimos el mundo entero.