Siempre he pensado que nadie irrumpe en tu vida de forma aleatoria,
todos los que llegan a ella son para cambiarla y dejar su huella más o menos
grande. "Podría unir mi vida uniendo casualidades" y esta vez puedo
decir que me he topado con una de las más bonitas que han pasado por mi vida y
que no me dejarán indiferente.
Cuando piensas que la vida no puede sorprenderte, que no va
a haber nadie capaz de hacerte recuperar la ilusión que se te quedó por el
camino, cuando piensas que lo tienes todo controlado...entonces, aparece (al
final de la barra de un bar) ese caos que sin quererlo llevabas tanto tiempo
buscando, esa bocanada de aire fresco que necesitabas para revolverlo todo en
ti. Y así, tras el amargo sabor del limón y la sal comienzas a notar en tus
labios el dulce sabor de los suyos. Lo niegas, quieres pensar que es una simple
ilusión que el calor trajo consigo y que lo que estás viviendo es un simple
oasis en el desierto que es tu corazón. Pero se empeña en pellizcarte y hacerte
saber que no es un sueño, que puede que sea efímero pero es real, que es
ahora. Y te pierdes. Te pierdes en
noches eternas descubriendo rincones que jamás habrías soñado conocer, en paseos
en los que las manecillas del reloj juegan en vuestra contra; te pierdes en
tardes de chocolate caliente en pleno agosto, en sus ojos cuando tras una
cerveza te mira con la ilusión de un niño y te dice que quiere ir a ver los
chorros de colores, en los abrazos buscando el calor en una piscina en la que a
pesar de estar rodeados de gente parece que estéis solos... en un verano que no
quisieras que se acabase nunca.
Siempre que escuche esta canción te recordaré recostado en
mis piernas y notando cómo las barreras empezaban a caer. Gracias por la
música, las noches y todo lo que se queda para nosotros. Gracias por ser tú y
dejarme ser contigo.