martes, 19 de agosto de 2014

Te escribo desde donde me sentaba yo.

Hacía ya tiempo que no me sentaba enfrente de esta página en blanco, tiempo desde que necesitaba escribir para llenar un poco este vacío que me han dejado estos días de verano. Han pasado ya meses desde la última vez y como tú, ya no soy la misma, pero me he dado cuenta de que pase el tiempo que pase siempre acabo en ti.
Tal vez nuestro error fue querernos fuerte y no querernos bien, y así estamos hoy. De nuevo en la cuerda floja, a medias tintas, sin saber cómo avanzar. Sí, es sencillo decir "ya no dueles", "sólo es diversión", pero qué error sería admitir que esas afirmaciones son verdad. Claro que, en el fondo, sigues doliendo y por supuesto que tú nunca serás un juego. He intentado convencerme de que estás lejos, de que tengo una gran coraza que me protege de todo dolor, de que nada es lo mismo... y quizá sólo haya acertado en lo último. No somos los mismos.
Volvimos a arder en las calles de Madrid. Volvimos a ser por un momento quizá gigantes, nos volvimos a creer eternos. Y aquí estamos otra vez de vuelta a la realidad, a kilómetros de nuestro rincón exquisito. Tal vez mañana relea estas palabras y piense "vaya tontería", pero hoy necesitaba gritarlo.