lunes, 8 de abril de 2013

Que yo te esperé y tú desesperaste.

Escuchar esta frase y pensar en lo cierta que es, en lo increíblemente precisas que son algunas canciones y darte cuenta de su significado reflejándolo en ti mismo. Hay veces que esperas tanto que el que llega a desesperar es uno mismo. Te cansas de soportarlo todo, de que intentes reagrupar tus pedazos pero siempre haya algo que te desmorone, que rompa lo que creías haber construido. Llega un punto en el que ya piensas que las cicatrices no están, pero cuando te da rabia que "llegue siempre tarde" es cuando te das cuenta de que siguen ahí. Sí, se "te ha hecho tarde" y "fuimos demasiado cobardes", y claro que pensaremos "en la vida que vamos a perdernos", pero no merece la pena darle más vueltas a lo que no fue ni será, no cuando tienes a tu presente y , ojalá, tu futuro mirándote a los ojos como si no hubiese nadie más en la tierra, haciéndote sentir que lo único que importa es este preciso instante, recordándote que sus brazos siempre serán el salvavidas para cualquier situación de emergencia. Cuando al mirarle ves esto, llegas incluso a agradecer que otros llegasen tarde.
"La puntualidad de los sentimentales que estiran el tiempo como si un adiós fuera a durar toda la vida y una despedida que no terminó."

No hay comentarios:

Publicar un comentario