domingo, 10 de febrero de 2013

F(eel)ly free.

Resultaba impresionante cómo cada terminación nerviosa de mi cuerpo se activaba sólo con su mirada. Esa mirada distraída, pícara que me enamoró cada vez más con cada latido, con cada movimiento de las manecillas del reloj y con cada día tachado del calendario. Aún hoy no deja de sorprenderme cómo me hace sentir. Que el éxtasis llegue con su sonrisa, con cada una de sus carcajadas y que me bese como si fuera la primera y última vez. Que mis manos se pierdan escalando sus lunares y que mi sonrisa a su lado llegue hasta su lunar de la mejilla, ESE lunar.Que mi cabeza encuentre la posición exacta en su pecho como si de una almohada se tratase, y que nuestros dedos se entrelacen buscándose como si fueran la parte exacta que faltaba. Y es que él es esa parte exacta que le faltaba a mi puzzle, un puzzle que llevo construyendo desde hace mucho tiempo y que más de una vez se ha roto, pero que él, con su locura, ha venido a arreglar. A veces tengo miedo de que al ser esto tan perfecto se pueda romper en pedazos en cualquier momento como un sueño al despertar, pero luego llega con su sonrisa perfecta y sus "te quiero" y me hace sentir que no hay nada que temer. Sus brazos son mi fortaleza y su sonrisa mi droga diaria. Le quiero y cada día lo puedo decir más alto, pero no más claro.

"Y tengo miedo a volar sin sus alas"

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