Ellos, ya saben quiénes son sin necesidad de dar ningún nombre. Ellos son la esencia de mi vida, los que hacen que cada día me levante y me acueste con la misma sonrisa que a veces se me hace tan difícil mantener. Algunos de ellos aún en la distancia, me siguen sacando su sonrisa particular. A veces pienso que no les demuestro lo mucho que les quiero y valoro, y hoy he decidido darles una parte de mí dedicándoles la entrada de hoy. Es una tontería, pero con la palabra escrita es como mejor sé expresarme. Les necesito más de lo que imaginan a mi lado, si me fallasen, si me soltasen, parte de mí se iría con ellos. De unos años para acá he descubierto lo que es la verdadera amistad, la que no pone condiciones, la que te apoya aunque piensen que estás cometiendo un fallo garrafal (del que te avisan antes de apoyarte), la que no te juzga ni se ríe de cómo eres, la que no está contigo sólo de fiesta sino también llorando contigo, la que te dice verdades como casas y a la cara, la que no se esconde, la que es incondicional... y así podría seguir con un largo etcétera. Me he dado cuenta también de que antes estaba rodeada de más gente tóxica de la que creía. Creo que lo único que me queda es dar las gracias por enésima vez, decíos que no os vayáis nunca de mi lado, y gracias por aparecer en mi vida.
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