Te quiero aquí, incondicionalmente.
Sin necesidad de hablar, pero aquí.
Quiero que me abraces sin motivos y sin prisas. Que no haya despedidas.
Quiero tu mar inundando mis ojos cuando ya no estés, tu acidez y tu dulzura mezcladas en la misma frase.
Quiero tu inocencia rebelde, tu falta de experiencia adoctrinada.
Quiero tus bostezos al despertar, tus ganas de todo y de nada.
De quedarnos hablando de nuestra infinita estupidez, de lo lejos que te tengo aún estando a centímetros.
Que no veo la hora de volverte a ver. Que me sobran motivos para correr a tus brazos, y aún así me reprimo las ganas de contarte que estas letras llevan tu nombre escondido en ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario