sábado, 2 de junio de 2012

Y ahora si seremos animales en peligro de extinción...


Son animales en peligro de extinción. Dos pájaros que solo vuelan alto si cuentan con las alas del otro, sino, cada uno por su lado, saben que no llegarían tan lejos. Saben que hay miles de cazadores codiciándoles como presas, pero lo que no saben es que solo conseguirán atraparlos por separado, porque cuando están juntos, es casi imposible. A la vez que vinculados, saben que son libres. Nunca condicionan el vuelo del otro, y es que saben que es más fácil así, que la felicidad les inunda siguiendo estos pasos. “Felicidad, ¡qué bonito nombre tienes!”.
Ahora él vuela lejos, pero ella le espera impaciente para retomar el vuelo, para beberse sus labios y perderse en su luna y en esos ojos que tanta paz le inspiran. Mientras ella espera su cabeza explota de recuerdos, sonriendo sin apenas darse cuenta, analizando cada uno de sus gestos hasta hacerlos casi suyos. Piensa tanto en él que llega a doler, porque empiezan a quemarle por dentro miedos absurdos, irracionales, pero que ella tiene ahí. Miedo de perderle, de no oír más un “te quiero”, de no volver a ver a ese alocado pájaro del que, a su pesar, se ha hecho tan dependiente. Pero se distrae intentando escribir y dibujar hasta en los márgenes de cada hoja de papel que tiene a mano, contando los minutos que quedan para volver a ver a su sonrisa preferida. Quisiera decirle tantas cosas, pero probablemente él ya las sepa y las adivine solo con su mirada. Él lo sabe, sabe que ella le espera impaciente, pero aún no puede volver, y es que son épocas un tanto turbias, pero que pasarán y después podrán seguir volando.
"...buscarán mi espíritu salvaje si les queda valor."

No hay comentarios:

Publicar un comentario