martes, 19 de junio de 2012

Fácil.


Era sencillo. Tan sencillo como que al mirar sus ojos viese si felicidad reflejada en ellos. Tan sencillo como ver cómo ese lunar tan característico suyo se estira hasta convertirse casi en una línea por la sonrisa que se dibuja en su cara. Tan sencillo como sentir esos labios que tanto le gustan posándose en los suyos, mientras compiten entre ellos con el hambre voraz de ellos que les provoca el deseo. Era y es tan sencillo hacerla feliz con detalles tan pequeños como estos… Pequeños gestos, simples palabras, miradas fugaces… cosas que algunos considerarían tonterías, pero detalles que hacen que ella se levante cada mañana con la  misma imagen en la cabeza: él.
Se le eriza el vello cada vez que piensa en las veces que él le abraza y hace que sienta que no hay nadie a su alrededor, cada vez que recuerda el roce de su piel, cada vez que se imagina contando de nuevo los lunares de su espalda, perdiéndose entre sus brazos… Se estaría horas viendo cómo duerme, mirándole sin decir nada, disfrutando de cada pedacito de él; pero tiene miedo de que sea un sueño y que cuando despierte, él ya no esté a su lado, pero en el fondo sabe, que es una noche eterna.
"Te has convertido en mi nación, y yo eclipsado soy un faro a pleno sol".

No hay comentarios:

Publicar un comentario