domingo, 31 de enero de 2016

Tan sólo un sueño.

Cae la noche y con ella mis párpados.

Te has colado por la ventana que dejé abierta a mis sueños y has aparecido reclamando lo que creías tuyo a fuerza de besos y abrazos que me atan a ti cada día más.
Reclamaste la atención como un niño tirando de mi falda y arrancándome la felicidad a carcajadas.
Me desnudaste con la mirada y me vestiste con tu saliva centrándote en cada vértice, sin dejar ni un sólo centímetro de mi piel desnuda.
Te perdiste entre mis curvas mientras yo me hundía en el agujero negro de tu pupila. Clavaste tus dientes en mi cuello, ahogando así mi grito desesperado por clamar tu nombre.

Amanece, y el primer rayo de sol apunta directo a mis ojos, mientras tú te vas desvaneciendo y dejando tras de ti una estela de calor...y la miel en mis labios.

Amanece y mis ojos se van desperezando mientras mis manos aún dormidas te buscan entre las sábanas, hasta que comprenden -hasta que comprendo- que todo ha sido un sueño y tú sigues estando lejos.

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