domingo, 3 de enero de 2016

Ilusión

He perdido la cuenta de las veces que me he perdido, de las veces que he cerrado mi corazón y he jurado no volver a abrirlo. He perdido la cuenta de las veces que me he mentido al prometerme que no volverían a hacerme daño, que no volvería a dejar que nadie robase parcelas de mi corazón. Una vez más hice un juramento que no podía cumplir, y hoy tengo síndrome de Estocolmo con mi captor. Es cierto que ha dejado parte de mí conmigo, que no me ha robado del todo el corazón; pero también es cierto que ha conseguido devolverme lo que pensaba que no volvería a encontrar: ilusión. Ilusión por verle aparecer en la estación con su abrigo elegante y su sonrisa embelesada. Ilusión por encontrar refugio en sus brazos y hacer de sus abrazos mi hoguera. Ilusión por lo inesperado, por no saber qué pasará mañana y que no nos importe. Ilusión por poder recorrer cada centímetro de su piel y aprenderme de memoria cada uno de los cientos de lunares que hacen de su espalda un firmamento. Ilusión por saber que le voy a encontrar todos los días escondido en un "que descanses preciosa", detrás de la pantalla del móvil. Por los silencios más cómodos que nadie me ha regalado y en los que abrazo cada una de sus miradas como si fueran a ser la última. Gracias.

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