lunes, 9 de noviembre de 2015

Maldita la casualidad.

Te busqué tantas noches sin saberlo que encontrarte aquel día detrás de cada casualidad fue lo más irreal que me había pasado en mucho tiempo. Las casualidades y yo no nos llevamos demasiado bien, y aunque yo la amo, siempre pone distancia de por medio entre mi corazón y mi pecho, y hace que la odie como a pocas cosas en la vida. 
Cada día le pregunto por qué te tuvo que poner en medio, por qué permitió que me dejase llevar de esta manera hasta destruirme mis finales y dejase abierta la puerta que otros cerraron de un portazo. Maldita ella entre todos devenires del cosmos. 
Maldito tú entre todos los tequilas de aquella ciudad.
Maldito este corazón que sin quererlo te echa de menos.

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