viernes, 6 de septiembre de 2013

Tic-tac.

El tic-tac de su reloj parecía ir más rápido de lo normal, y ella quería detenerlo, parar el mundo en ese instante y tenerle siempre a su lado. Tic-tac, tic-tac su abrazo se relaja. Tic-tac, tic-tac ambos se despiertan. Tic-tac, tic-tac las maletas en la puerta. Tic-tac, tic-tac el beso de despedida.
Nunca se le dieron bien las despedidas, pero cuando se trataba de él la cosa iba a peor. Se rompía por dentro y una parte de ella se iba con él cada vez que marchaba. Pero esta vez era la definitiva y no sabía si volvería y con él, su corazón. Intentaba aprovechar cada mínimo instante que tenía a su lado, apostaba todo al 30 y se dejaba llegar. Pero entonces llegaba el maldito calendario para recordarles que había que tachar un día más.

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